domingo, 30 de octubre de 2011

La ciudad industrial y la nueva sociedad de clases

Pirámide de la sociedad de clases
La sociedad industrial del siglo XIX tuvo su centro vital en las ciudades. En ella se ubicaron los principales núcleos industriales. La mecanización de las tareas agrícolas y la concentración de la propiedad dejaron a muchos campesinos sin tierra y sin trabajo, obligándoles a emigrar a las ciudades en búsqueda de empleo.
Las ciudades se ampliaron. El centro se modificó; se derribaron las murallas y se trazaron calles amplias en las que se levantaron edificios de varios pisos. Se instaló el alcantarillado en el subsuelo.
Se crearon nuevos barrios residenciales para las clases adineradas. Surgieron suburbios obreros con escasas condiciones higiénicas, donde las epidemias se extendieron con gran rapidez.
La ciudad industrial se dotó de nuevos medios de transporte, como el ferrocarril o el tranvía, el metro y los automóviles.
Se crearon zonas de comercio y oficinas y edificios destinados al ocio (cafés, restaurantes, teatros...).

Gran burguesía
Mediana burguesía
Pequeña burguesía
Proletariado
Campesinos
Propietarios
Comerciantes
Empleados
Industrias
Propietarios
Banqueros
Funcionarios
Tenderos
Minería
Jornaleros
 
Las diferencias sociales se establecían por riqueza, por lo que se originó la sociedad de clases, estructurada en dos grandes grupos: la burguesía y el proletariado.

LA BURGUESÍA


La familia se convirtió en la base fundamental de la burguesía, pues garantizaba la unidad de la propiedad. Era el grupo hegemónico, al ser la propietaria de las industrias y los negocios.
El matrimonio era un proceso decisivo, en el que importaba más el factor económico que los sentimientos.
La mansión era el símbolo del poder económico. Los salones se llenaban de muebles y elementos decorativos para mostrar las visitas. La cocina estaba reservada al servicio, que vivía en la misma casa.
Sus valores se impusieron como el modelo social a imitar.

 

EL PROLETARIADO


Constituían la mano de obra necesaria para las fábricas, donde se empleaban a cambio de un salario. Eran el grupo más numeroso y desfavorecido en la nueva sociedad.
Las condiciones laborales no estaban legisladas (horarios y salarios eran establecidos por los empresarios arbitrariamente).
Las relaciones familiares entre la clase obrera mantuvieron las pautas tradicionales: se casaban jóvenes y tenían muchos hijos que, a temprana edad, ayudaban en la economía familiar con su trabajo.
Las viviendas obreras eran pequeñas y poco compartimentadas, por lo que tenían poca intimidad y los servicios (letrinas, lavaderos...) eran compartidos.
Sus condiciones de vida y de trabajo eran muy duras. Las mujeres y niños percibían un salario inferior al de los hombres.

Para más información, puedes consultar este  pdf sobre el concepto de proletariado.

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